DECIMARIO DE LA PEÑA

DECIMARIO DE LA PEÑA

No es necesario advertir que la décima es la estrofa nacional por excelencia. Aunque a estas alturas sigue asombrándonos a muchos que una forma poética tan culta y sofisticada haya arraigado en el pueblo, y especialmente, lo que es motivo de orgullo, en el pueblo de Cuba. No hay un cubano, de polo a polo, que no haya oído nunca una, y esa ambivalencia de la décima entre fineza y familiaridad se nos antoja una expresión bastante aproximada del alma de la isla. Como decía Samuel Feijóo: “cultura es cultivo de lo vivido”, de modo que el misterio de la décima sólo podría explicarse por ese otro misterio del ser cubano, inexplicable. La Peña del Júcaro Martiano, que se ha empeñado en cultivar, dentro de los valores patrios, una tradición que acumula ya un cuarto de siglo, tiene entre sus vivencias a la estrofa primada, extraída de su marco habitual de poesía pura, para servir en las labores rituales del homenaje.

Así, en 2015, durante la vigesimoprimera Peña, el poeta Mario Ramírez inauguró la sesión de verano con estas décimas en espejo (rima invertida) que marcarían el pulso de esa noche, en la que poesía y performance se mezclaron para homenajear al Apóstol: 

José Beuys cayó en Crimea

y José Martí en Dos Ríos

y hoy son los arcanos míos:

la grasa, el fieltro, la tea

incendiaria de la idea

del alemán y el cubano

universal como el llano

de mi dulce Camagüey,

por su chamánica ley,

en el Amor, limpio y sano.


En el Amor, limpio y sano

obedeciendo a mi rey,

doy encarnado en Hatuey

mi salud, mi meridiano

para el sagrado Verano

que celebro en esta aldea,

invocando la asamblea

donde el júcaro con bríos

se elevará a los sombríos

reinos y hará su pelea.

En la segunda sesión de verano, de agosto de 2016, el mismo Ramírez abrió la Peña XXIII con unas “Décimas del Diario de Campaña”, que intentaron recrear, tarea ardua, los vocablos e imágenes de esos apuntes martianos:

Dame la luz del dagame 

y la yaya de hoja fina,

toda la selva que trina 

bajo el violín que la lame.

Haz que el cupey se derrame

en el remanso del agua.

De la ancha hoja de jagua,

¿qué danzas de almas de hojas

con tu llamado acongojas

la sangre viva, yamagua!


Todo es hojeo y festón

que cabe en un diminuto

violín, y al son del minuto

en alas de hojas el son,

capa a capa, al jubabón

vuelve su fronda madura,

y a la sabina tan pura

como el cedro o la jatía,

le teje su mediodía

con la yaguama que cura.


El ateje de alta copa 

como la brusca caoba,

y el curujey que me arroba 

bajo la sombra galopa;

su ágil corcel es la tropa

que en noche oscura nos veda

el sueño, la noche es queda

donde al coro más prolijo

quinquinea el lagartijo 

del almácigo de seda.


Curujeyal y yagrumas,

el júcaro y la paguá,

todo en mis ojos se va

como un catauro de sumas.

Vienen del monte rezumas

de las palmeras divinas,

del jatial que ostenta espinas,

del caguairán y del jigüe,

que la madera atestigüe

mi ventura en sus resinas.


Loma, barranca feraz

desgarra a trechos mi nombre;

la palma nueva es el hombre 

que hace hermanos y hace paz.

¡Salud, yarey contumaz!,

mangos del hato lodoso;

prendido a un jobo reposo,

embebido de agua clara,

porque hacer almas depara

Cauto en su lecho glorioso.


Contramaestre, dos ríos.

Van los jolongos del llanto

cuando se cierne el quebranto,

palmo a palmo, en los bohíos.

Se oyen los pasos sombríos

hacia el cauce, turbio y fiero.

Mayo llega, en el sendero

se abren las abras del Ser.

Lluvia, escribir y leer.

Cunde en mayo el aguacero.


Entre el fustete caído 

y el dagame seco cabe

toda la gloria, la suave

selva en su pecho dormido.

¡Llevad al sol al herido,

a florecer en el ansia,

bajo la luz que le escancia

el rostro, cunda su flor

amada del astro, Amor

viril en su fiel constancia!

Peña XXV, el poeta Ramírez recita sus décimas glosando el Punto Cubano; detrás: Almanza y Osiel Romero (a la derecha en la foto)

También en agosto, pero en 2017, el Guateque por Landriánsería el motivo de la vigesimoquinta Peña, para la cual no faltaron las décimas campesinas, esta vez glosando las del Punto Cubano, de Celina González. Tres poetas, Ramírez, Justo Antonio Triana y Rafael Almanza, cantaron sus versos al homenajeado, Osiel Romero Labañino, el Ociel del Toa del filme de Landrián:

Tengo un poder soberano

que me lo dio la sabana,

de cantarle a la mañana

brindándole mi saludo

a la palma, al escudo

y a mi bandera cubana. 


Tengo un poder soberano

sobre todos los poderes,

de remontar los placeres

del arte, y tender la mano

al hijo de Dios, mi hermano

que visita mi bohío,

remontando el lomerío

de su mágica espesura

y llegando a mi llanura

sobre un invisible río.


Es bueno que allá en La Habana

tengan ocasión de ver

y que lleguen a entender 

el saber que de esto emana,

que me lo dio la sabana

como un fantástico hechizo,

queriendo que el que esto hizo

naciera en el Camagüey,

y que al morir, como un rey

naciera en el Paraíso.


Sobre la plata del Toa

nos develó al buen Ociel,

y ahora un amigo muy fiel

lo trae desde Baracoa.

La cayuca es la canoa

donde todo va seguro,

y hasta va dentro el futuro

con su voz de filigrana,

de cantarle a la mañana

y al aire límpido y puro.


Brindándole mi saludo

dejo abierta esta comarca

para que empuje su arca

y traiga hasta acá su escudo.

Sus ojos vivos, su mudo

decirnos que el pueblo está…

pero que la muerte va

sin ser vista donde pasa

y que hay baile allá en la casa

donde Cristo nacerá.


Con los pies dentro del agua

otra vez se encontrarán

Nicolás Guillén Landrián

y Ociel, en la viva fragua

donde el ciervo clama al agua

de Dios, y la fuente mana

la esencia que los hermana,

oirán el canto en que aludo

a la palma, al escudo

y a mi bandera cubana.

(Ramírez)

En noche de romería

Inspiro a los trovadores.

Cantantes y bailadores

Gozan con el zapateo,

Y se olvidan de Morfeo

Para tributarme honores.


En noche de romería,

Del Camagüey de Agramonte

Nace un canto: el de los montes

Del alma, y de la alegría

Que desprende la porfía

De un pueblo y de su cultura

Verdadera, la armadura

Con que aquí defenderemos

A Landrián. ¡Y heredaremos

De su vida la bravura!


Gime el Cielo en la garganta

(Electroshock de pasiones…)

¡A La Isla y sus prisiones

Fue a parar Juventud santa!

Nuestra voz unida implanta,

E inspira a los trovadores,

Cantantes y bailadores

A vivir sus epopeyas.

Donde el monte busco estrellas:

La verdad, y los valores.


Goza con el zapateo

De su vulgo, la realeza.

En Oriente no hay Alteza,

En Oriente el ajetreo

Del guateque es mi deseo.

Soy tenaz como la hiedra

Que en la Altura nace y medra.

No ando bajo; yo conspiro

Con el baile del guajiro

Que se baña entre las piedras.


Nací fuerte, soy serrano;

Desde niño me hice hombre.

Llevé en cayuca mi nombre

Desde el Toa hasta los llanos.

Aquí estoy con mis hermanos

Recibiendo, en sus loores,

El recuerdo de las flores

De la infancia, y mi trofeo:

Que se olvidan de Morfeo

Para tributarme honores.

(Triana)

Aquí como en la sabana

Mi música fraternal

Viene del cañaveral

Representando al mambí

A la tierra de Martí

Y a la enseña nacional.


Aquí como en la sabana

Nosotros, camagüeyanos,

Demócratas y paisanos

De Landrián, y sin La Habana,

No vendemos gloria vana:

La música fraternal

Te llegue, Ociel, al final

De esta peña de Martí

Representando al mambí

—Y una enseña nacional.

(Almanza)